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¿Por qué peregrinar a Italia?

Roma ha sido históricamente uno de los principales destinos de las peregrinaciones cristianas. Tanto es así que, del nombre de la ciudad, derivan la palabras “romería” y “romeros”, para designar cualquier peregrinación (o a las personas que la realizan) a un lugar santo, no necesariamente a la ciudad eterna. Millones de personas siguen peregrinando cada año a Roma, a la tumba de los apóstoles Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia, tal y como se viene haciendo desde los primeros siglos de nuestra era. Venerar las reliquias de los dos grandes apóstoles es una manera de estar cerca de Aquel que los envió a predicar por el mundo; y es una forma de manifestar nuestra pertenencia a la Iglesia que es Una, Santa, Católica, Apostólica y ¡Romana! 

Pero Italia no es solo Roma. La belleza renacentista de los templos de Florencia o la medieval Asís, cuna de San Francisco y Santa Clara, son un complemento ideal para conocer la historia de nuestra fe.

¿Qué se puede ver en Italia?

En Roma destacan las cuatro basílicas mayores: San Pedro, San Pablo Extramuros, Santa María Mayor y San Juan de Letrán. Frente a esta última, se encuentra la escalera que fue mandada traer por Santa Helena (madre de Constantino) del palacio de Poncio Pilato por donde Jesús de Nazaret, subió el Viernes Santo. Siempre que el papa se encuentre en Roma, los peregrinos suelen acudir a la impresionante Plaza de San Pedro para acompañarle en su Audiencia de los miércoles o en el Rezo del Ángelus, los domingos. No puede faltar en una peregrinación a Roma la visita a los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina, así como al Coliseo de Roma, una de las siete maravillas del Mundo Moderno y santuario cristiano en honor de los cautivos martirizados durante los primeros años del cristianismo. 

Florencia es conocida por ser la ciudad con mayor número de museos por habitantes del mundo. La ciudad cumbre del renacimiento nos ofrece obras maestras como el David de Miguel Ángel, y lugares míticos como la plaza del Duomo, con la Catedral de Santa María del Fiore, el Battistero di San Giovanni y el Campanile de Giotto; así como la plaza della Signora y el puente Vecchio.

En Asís, los peregrinos pueden contemplar sus obras maestras del arte medieval, la Basílica de San Francisco, la de Santa María de los Ángeles y la Porciúncula. Las pinturas de Cimabue, Pietro Lorenzetti, Simone Martini y Giotto, han hecho de Asís un punto de referencia fundamental para el desarrollo del arte italiano y europeo y la arquitectura. 

¿Qué temperatura hace? ¿Qué ropa debo llevar?

El clima italiano es uno de los mejores del mundo al ser templado y no alcanzar temperaturas extremas ni en invierno ni en verano. Agosto es sin duda el mes más caluroso en Roma donde, en invierno, la temperatura mínima ronda los 3ºC, por lo que no suele verse nieve. No viene mal llevar un paraguas entre los meses de noviembre y de enero. Asís y Florencia están más al norte, por lo que las temperaturas son algo más frías y hay más precipitaciones, pero muy poco. Dependiendo de la época del año en que se visite, es por tanto, necesario llevar chubasquero, gorro guantes y abrigo en invierno y ropa cómoda, gorra, calzado aireado y protector solar en verano. En esta época es necesario respetar las mínimas normas de decoro exigibles sobre todo en los espacios destinados a la oración.

¿Qué se come en Italia?

La dieta mediterránea, patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, es destacada internacionalmente como la más saludable del mundo. E Italia ha sido reconocida por La Unesco como la cuna de esta dieta. Concretamente, la localidad de Pioppi, célebre por ser una de las poblaciones más longevas del mundo. La media de esperanza de vida de los varones es de 89 años y muchos superan los 100. La calidad de sus comidas es, sin duda, inmejorable y por eso sus platos son ya muy conocidos en todo el mundo. No solo la pizza, la pasta o el risotto, sino el carpaccio, los embutidos, el queso, los vinos… ¡Y no olvide los internacionalmente famosos helados italianos!